En 2005 tuve la suerte de viajar a Lanzarote, y en una de sus playas del noreste de blanca arena del desierto africano, descubrimos estas formaciones de rocas volcánicas.
Su gran diámetro apunta a algo más que un juego de niños. La poca luz artificial de la isla se situa en el sur, y las noches de luna llena reflejan la luz en la arena, resaltando esta diana, creando una clara señal hacia el espacio.
Las calidas noches de Lanzarote, influenciada por los vientos saharianos, tambien podrian propiciar rituales para apaciguar las fuerzas volcánicas de la isla.
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